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miércoles, 12 de enero de 2011

Love is in the air

¡Hola a todos!
Esta noche estamos cansados y doloridos de andar de aquí para allí, pero la ilusión de levantarnos mañana con vuestros comentarios no tiene precio, así que un pequeño esfuerzo antes de dormir. Por cierto, Juan es quien contesta a vuestros comentarios, pero hace un par de noches que nada más llegar a casa se duerme y me deja solita escribiendo los posts. A ver si mañana que toca ver Kyoto y saldremos de casa más tarde, puede contestar alguna cosilla.

Esta mañana al salir de casa nos esperaba un día frío y largo por delante, así que nos hemos abrigado muy bien y a medio camino de nuestro primer objetivo no nos ha faltado nuestro cafelillo para calentar motores.




















Nuestra primera visita ha sido al templo de Horyuji, a las afueras de Nara. Los templos budistas son todos bastante parecidos, con su entrada majestuosa, sus salas interiores y su/sus pagodas














Dentro de las salas suele haber una representación de la figura a la que se venera, y alrededor hay todo de tatamis para sentarse a rezar. Además de salas y pagodas, en los templos siempre hay algún gong o cosa que suene mucho para llamar a los monjes a oración. Juan se vuelvo loco con los gongs, y en cuanto le dejan se lía a hacer ruido.
















Cuando íbamos a salir de este templo nos hemos encontrado con un cole de japoneses, que cuando nos han visto pinta de super guiris, nos han pedido que les hiciéramos fotos. Tan jóvenes y ya obsesos con las fotos...







Después de Horyuji, hemos vuelto a Nara centro para visitar el templo Todaiji, situado en una montañita, y en el que en esta sala enorme que veis en la foto hay una de las representaciones más grandes de Buddha en japón.





















Alrededor de Todaiji hay muchos otros templos más pequeñitos, cada uno de ellos con un rasgo característico, como en este caso este montón de lámparas colgadas.









Al lado de los templos, suele haber puestecitos donde venden amuletos para poner a las figuritas, o para pedir deseos.Pero esta vez hemos además hemos encontrado ¡armas de ninja!







A Osaka hemos llegado después de comer, y nos ha encantado la majestuosidad de su castillo y las vistas de la ciudad que se tenían des de la última planta de la torre.





















Al salir del castillo nos hemos encontrado a mis amigos wallies, que andaban buscándome, y hemos hecho buenas migas con una gueisha y un samurái que paseaban por ahí.


















Al salir del castillo, queríamos ir al jardín flotante, y me he puesto a guiar yo, pero entre mi gran habilidad con los mapas y que está todo llego de rascacielos, no lo encontrábamos. Cuando llevábamos diez minutos mirando nuestras guías de Japón, ha venido una chica y nos ha preguntado a dónde queríamos ir. Le hemos dicho que al jardín flotante, y ella nos ha llevado casi casi hasta allí (que, evidentemente, era en sentido opuesto a la dirección en la que yo lo iba buscándo). Qué gentiles que son los japoneses.








'Floating garden' es un mirador espectacular a 173m de altura, en lo alto de un rascacielos. Al jardín que se accede a través de unas escaleras mecánicas que salen de la planta 35 del edificio y llegan hasta su terrado.



















A esta altura, hemos tenido unas vistas preciosas de Osaka, y un contraste muy fuerte entre la calma de templos budistas que hemos visto estos días con las aglomeraciones y el ruido de las grandes ciudades.









Es un sitio súper romántico, que está lleno de parejitas mirándose con ojos de corderito. Y como los japoneses para estas cosas son muy especiales, estos momentos románticos hay que plasmarlos en fotos tan estupendísimas como está. Os prometo que todas las parejas que han subido allí han pasado, como nosotros, por el corazonazo.








Y para acabar el día, hemos cenado en Namba Walk, zona de Osaka famosa por su buena comida y sus bares y pubs. Ojo con los platos, que no falta de nada.





¡Esto es todo, amigos!
¡Bona nit a tothom!